En realidad todas estas preguntas no «nos las preguntamos nosotros». Pero sabemos que sí que hay un sector de la sociedad, y sobre de hombres. que sí que se las hacen o las hacen.
Algunas de ellas sí que han salido en las SESIONES TRANSFOR-MAN, otras las hemos escuchado o nos las han hecho en conversaciones en la barra de un bar, en una cena de colegas o familia, o….simplemente, la mayoría de veces sin buena intención y sin querer escuchar la respuesta, que por desgracia en ese contramoviento y resistencias que ocasiona cada movimiento por la igualdad o cambio se producen. Son como «mantras machistas», bulos o falacias que nos parece importante desmontar con datos:
1. Ahora, con que una mujer diga que la has tocado, te llevan al calabozo.
Resulta impensable que existan sentencias condenatorias sin pruebas, por lo que no se puede castigar a un hombre sin pruebas. Es más, casi la mitad de las denuncias por violencia de género terminan archivadas por falta de pruebas. Precisamente ocurre que muchos casos no terminan en condena por «no resultar justificada la perpetración del delito», dejando posiblemente desprotegida a la mujer, y en cualquier caso, demostrando que ningún hombre es castigado solo por ser hombre y sin pruebas en su contra.
Como ejemplo de lo contrario, en que «no se condena a los agresores» y «se les sigue dejando libres con pruebas», tenemos el conocido “caso de la manada”, donde un juez ve jolgorio en una violación múltiple.
2. Una cosa son las feministas buenas y otra las radicales o feminazis.
La Real Academia Española (RAE) define feminismo como “principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre. Movimiento que lucha por la realización en todos los órdenes del feminismo”. Lo que ocurre es que hacer esto incomoda y molesta a mucha gente porque cuestiona el orden habitual de las cosas, los privilegios de los que gozan los hombres en sociedades machistas y hasta la identidad de quienes somos o debemos ser. El término “feminazi” fue popularizado por el periodista norteamericano Rush Limbaugh en los años 90. Limbaugh afirma que las feminazis, a diferencia de las feministas “buenas”, son aquellas «que están contentas con la gran cantidad de abortos que tenemos» en los Estados Unidos. El educador en contra de la violencia de género Jackson Katz sostiene que «no existen tales feministas» y que
feminazi es un «término inteligente de propaganda» destinado y utilizado para » fomentar el silencio cómplice de las mujeres que, de otro modo, podrían desafiar la violencia de los hombres».
La activista por los derechos de las mujeres Gloria Steinem escribe: «Nunca he conocido a nadie que se ajuste a esa descripción [de querer tantos abortos como sea posible], aunque Limbaugh lo sostenga entre muchos otros».
3. ¿No creéis que se está exagerando con esto del machismo?.
«Es que, para nosotras, todo es machismo», afirma Irantzu Varela, periodista. Las mujeres conviven cada día con «decenas de manifestaciones de desigualdad y de violencia cotidianas que tenemos tan naturalizadas que a veces ni vemos». Un ejemplo claro: «el hecho de que todas tenemos miedo a la hora de volver a casa; eso es insoportable».
Otras prefieren tirar de ironía, como Anabel Sanz, miembro de la asociación FeministAide: «Quizás deberíamos relajarnos y dejar que nos agredan, nos violen, nos asesinen, nos paguen menos por el mismo trabajo, nos expliquen todo el rato lo que nos pasa… y dejar de obsesionarnos».
4. ¿Antes no había manadas que violaban o se lo están inventando? .
Según las cifras ofrecidas por el Ministerio del Interior anualmente en España se denuncia una violación cada cinco horas, pero no aparecen desglosadas por número de agresores que perpetran los hechos. Las denuncias por agresiones y abusos sexuales en general se mantienen en alza sostenida desde 2015, pero no podemos saber cuántas de ellas son grupales.
«No podemos afirmar que hay más casos actualmente, pero sí que se ha puesto el foco mediático en ellos. Ahora salen muchos en la prensa y puede haber una percepción pública de mayor frecuencia, pero no tenemos datos para afirmarlo», explica Andrea Giménez-Salinas, criminóloga coordinadora del informe y presidenta de la Fundación para la Investigación Aplicada en Delincuencia y Seguridad. La experta insiste en que la violencia sexual es uno de los delitos en los que más casos ocultos hay debido a la infradenuncia.
Sobre las causas estructurales de las agresiones en grupo, el portal Geoviolencia Sexual concluye, a raíz de los datos y las noticias recogidas, que no se trata de casos aislados, sino que «forman parte de la cultura de la violación. Este tipo de agresiones intentan reforzar el control social y limitar la libertad de movimiento de las mujeres».
5. ¿Cómo va a pagar menos una empresa a una mujer?. No me creo lo de la brecha salarial.
Sí, existe brecha salarial, es algo sobradamente reconocido por todas las instituciones.
El Informe de la Comisión Europea “Brecha salarial en España”, de noviembre de 2018, ofrece las siguientes definiciones y datos:
· La brecha salarial de género es la diferencia en el salario bruto medio por hora que ganan los hombres y las mujeres en la economía. La brecha salarial de género en España es del 14,2 %. (La brecha salarial media de género en la UE es del 16,2 %).
· La brecha salarial total de género es la diferencia entre los ingresos anuales medios de las mujeres y de los hombres. Tiene en cuenta tres tipos de desventajas a las que se enfrentan las mujeres:
– Un menor salario por hora;
– Menos horas de trabajo remunerado,
– unas tasas de empleo inferiores (por ejemplo, cuando interrumpen su carrera para cuidar de los niños o de familiares).
· La brecha salarial total de género en España es del 35,7 %
La brecha salarial sucede por muchas razones. En primer lugar, porque hay trabajos feminizados, en los que se cobra menos, y masculinizados, donde el salario es mayor. Un ejemplo es el sector del metal, de hombres, y el de la limpieza, donde la mayoría son mujeres. Y no, no es casualidad.
Además de esta segregación horizontal, está la segregación vertical, por la que es habitual que en una misma empresa los altos cargos correspondan en su mayoría a los hombres.
Y hay más: la mayoría de los contratos parciales corresponden a las mujeres, por lo que cotizan menos y cobran menos pensiones. ¿Y quiénes piden más excedencias para atender a los cuidados de hijos y mayores? Efectivamente, las mujeres. Mayor carga de trabajo no remunerado para ellas.
6. No es verdad que los hombres no hacemos las tareas domésticas.
Por supuesto que los hombres hacemos las tareas domésticas. Sin embargo, todos los datos muestran un claro desequilibrio en general entre mujeres y hombres. Según los últimos datos disponibles del Instituto Nacional de Estadística, en España, cada semana, los hombres dedican 11 horas a tareas domésticas frente a las 20 horas que dedican las mujeres. Dicho de otra forma, claro que los hombres hacemos tareas domésticas, pero las mujeres hacen un 81% más que los hombres, casi el doble. Y no hemos hablado del cuidado de personas…
7. Las prostitutas eligen ese trabajo, son libres.
En primer lugar, los datos no muestran que las mujeres que se prostituyen tengan la libertad de hacerlo. En más del 90% de los casos las mujeres provienen del tráfico sexual migratorio, el cual se encuentra controlado por mafias encargadas de mantener a las mujeres en condiciones infrahumanas tratándolas como esclavas sexuales. Una minoría que no alcanza el 1% se dedican a la denominada prostitución de lujo. Únicamente alrededor del 5% de mujeres escogen libremente dedicarse a la prostitución.
Como afirman los datos, en un porcentaje muy elevado las mujeres se ven obligadas a ejercer la prostitución por necesidad, porque no tienen otra salida para ganarse la vida y es su única vía de escape para sobrevivir. Utilizan su propio cuerpo como un producto de venta. Además de encontrarse bajo el mandato de mafias, empresarios o proxenetas, los cuales las explotan y se quedan con todo el dinero que ganan.
Otro dato a recordar cuando hablamos de prostitución es que, por muy apuradas que se vean dos personas económicamente, un hombre y una mujer, este primero no se verá obligado o llevado a vender su cuerpo para poder conseguir algo de dinero mientras que en la mujer se ve normal que lo haga, incluso lógico.
8. Pues si el feminismo es igualdad que lo llamen igualitarismo o humanismo.
Se tiende a pensar que como el feminismo busca la igualdad debería de llamarse igualitarismo. Este argumento es muy utilizado por aquellas personas que pretenden desprestigiar y quitar valor al movimiento feminista. En primer lugar, el feminismo busca la igualdad entre hombres y mujeres pero no debemos olvidar que la igualdad no se consigue dándole a todas las personas lo mismo (igualitarismo) sino asegurando que todas las personas puedan conseguir lo mismo (feminismo).
El feminismo no se llama humanismo ni igualitarismo porque son tres teorías distintas. El humanismo es un movimiento que aboga por la igualdad, la tolerancia y la laicidad. El igualitarismo defiende que todos los seres humanos son iguales en esencia y, por lo tanto, tienen el mismo derecho a iguales recursos. El feminismo busca la equidad, es decir, según las características de cada persona, que tenga sus derechos sin que esto sea el menoscabo de otra persona.
Suelen ser las asociaciones negativas inconscientes y los prejuicios ante la mención de la palabra feminismo los que llevan a querer cambiar el nombre al movimiento.
9. ¿Y las denuncias falsas qué?
En primer lugar hablemos de cifras. El número de mujeres asesinadas por la violencia machista desde el año 2003 hasta enero de este mismo año, 2019 es de 975. Es importante tener estos datos en nuestras cabezas porque si constantemente hablamos sobre las denuncias falsas (bulos) le quitamos la importancia que tiene a la cantidad de asesinatos a mujeres en los últimos años. Estos asesinatos superan las muertes provocadas por el terrorismo de ETA, 829 personas entre los años 1960 y 2010.
Para hablar sobre estas denuncias falsas debemos conocer los datos recogidos al respecto. Podemos acceder al último informa de la Fiscalía, relativa a los datos de 2017. En este informe se recogen las condenas en el periodo de tiempo 2009-2017. Las estadísticas nos muestran que dentro de esas condenas, un 0.078% (en números es 96) fueron condenas por denuncia falsa frente al 1.222.172 denuncias interpuestas. Lo vemos más claro en la siguiente tabla:
10. Pero por qué lo llaman machismo si las mujeres eligen los estudios y trabajos que les gustan. ¿Son libres no?
La elección de los estudios y trabajos está delimitada por los estereotipos y roles de género. Esta delimitación afecta tanto a mujeres como a hombres, con la diferencia de que ellos salen en mejor posición.
Estas diferencias tienen su raíz en la infancia. El hecho de vivir en una sociedad machista y patriarcal hace que nuestras decisiones futuras en la vida se vean condicionadas. Desde pequeños y pequeñas nos educan y nos tratan en función a nuestro sexo, proyectando expectativas en nosotros y nosotras según el género.
Sólo debemos observar el juego de los niños y las niñas en edad infantil. Ellos juegan a montar piezas mientras ellas cuidan muñecas. El trabajo industrial y el trabajo de cuidados se siguen reproduciendo durante la juventud hasta la hora de elegir estudios y trabajo. Esta perpetuación de roles de género son las que condicionan a las personas a elegir sus estudios y, por ende, su futuro trabajo. Si desde pequeños los niños y las niñas juegan a reproducir los papeles asignados histórica y culturalmente a cada género, no verán posibilidades más allá de ellos, ya que constantemente a la infancia le llegan mensajes de cuáles son sus papeles.
No es libertad, es una forma de comportarse y de ser en la sociedad enseñada desde muy pequeños que penetra en nuestro subconsciente y nos hace creyentes de que nuestro papel en la vida es ese y no otro, ya que el otro es el correspondiente al otro sexo. Se le llama machismo porque es bajo este techo bajo el que se aprenden los estereotipos de género que marcan nuestro camino, nuestro papel a seguir. A las niñas les corresponde el cuidado de los demás y a los hombres los trabajos más técnicos.
11. El feminismo es lo contrario del machismo.
El machismo es la ideología que sustenta la dominación del hombre sobre la mujer, mientras que el feminismo es, según la RAE: el principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre.
A través de estas dos definiciones se puede apreciar que no se trata de dos términos equiparables. El feminismo no es lo opuesto al machismo, más bien es aquello que se opone al machismo. El feminismo busca la igualdad mientras que el machismo es la preponderancia del varón. No pueden ser conceptos contrarios porque el feminismo no busca la preponderancia de la mujer por encima del hombre, sino que busca que ambos sean iguales en derechos, además de ser el movimiento encargado de buscar esa igualdad.
12. ¡Es que ahora parece que todo es machismo!
En verdad es que para las mujeres todo es machismo. Vivimos en una sociedad patriarcal y machista donde las mujeres son las perjudicadas. Lo que ha cambiado en los últimos años es que las mujeres se han atrevido y animado a denunciar todas esas situaciones machistas que sufren diariamente en todas las partes del mundo. Aquello de lo que antes no se hablaba pero que pasaba ahora se alza la voz para que todo el mundo lo conozca. No es que ahora todo parece machismo, sino que ahora las mujeres (y un cierto número de hombres) se atreven a hablar y denuncias todo aquello que es machismo.
13. Pues yo soy hombre y no soy machista.
¡Enhorabuena! porque realmente es bastante difícil no ser machista en la sociedad en la que vivimos, ya que desde pequeñitos vamos interiorizando como natural que hay cosas que son “de mujeres” y cosas que son “de hombres” y casualmente las cosas de hombres tienen mayor prestigio y reconocimiento, mientras que las de mujeres quedan en el ámbito de lo doméstico y no son valoradas de igual forma.
También muchas mujeres dicen “yo no soy machista” aunque igualmente para ellas resulta muy difícil no serlo. Sin embargo, no sé si has oído hablar de los “micromachismos” que son esas actitudes aparentemente inocentes que encontramos en nuestro día a día, que nos parecen normales, que no son especialmente violentas ni atentan abiertamente contra las mujeres, pero que nos delatan mayoritariamente como machistas a hombres y mujeres. Ser machista también es que nos parezca normal que las mujeres no puedan ir solas por la calle de noche, que tengan menos ingresos que los hombres, que se encarguen del cuidado de familiares dependientes en mucha mayor medida que los hombres, sin hablar de las relaciones de pareja y los papeles que desempeñan en ellas hombres y mujeres, etc, etc, etc.
En resumen, es difícil no ser machista, pero precisamente el feminismo viene a ayudarnos a no ser machistas. El feminismo es necesario para mujeres y hombres, para la sociedad entera; es lo que nos permite identificar esas desigualdades y construir entre todos y todas un mundo mucho más equitativo.
14. Las mujeres son más machistas que los hombres.
Esto de afirmar que la culpa de todo, incluso del machismo, la tienen siempre las mujeres… es muy machista, ¿no crees?. Hombres y mujeres hemos sido socializados en una cultura machista, luego somos machistas tanto unos como otras, eso está claro. En todo caso, al ser las mujeres a quienes les ha tocado la posición subordinada es fácil que ellas reconozcan antes que nosotros algunas de las desigualdades que sufren o algunos de los privilegios de los que disfrutamos los hombres, que es lo que hace el feminismo. Entonces, aunque no exista una forma infalible de medir el machismo, yo me atrevería a decir que es más fácil que ocurra justamente lo contrario a lo que dices, ¿no te parece?
15. Se ha avanzado muchísimo, ya no hay machismo.
Por supuesto que se ha avanzado mucho, de eso trata la evolución. Sin embargo, las conquistas sociales como la igualdad deben ser siempre peleadas y sostenidas sin relajarnos mucho, porque se encuentran constantemente amenazadas y es un error creer que lo conseguido es para siempre. Por ejemplo, en España, el franquismo supuso un retroceso enorme para la libertad de las mujeres; se impuso el ideal enunciado como “El niño mirará al mundo, la niña mirará al hogar”, recluyendo de nuevo a las mujeres en el ámbito doméstico, del que les costó empezar a salir más de 40 años.
Que existe desigualdad entre hombres y mujeres actualmente en España es un hecho reconocido por las principales instituciones tanto nacionales como internacionales. Hay multitud de datos que lo corroboran (fuente: INE)
– Violencia de género: 51 mujeres asesinadas en 2017
– Brecha salarial: La brecha salarial total de género en España en 2018 es del 35,7 %
– Poder y toma de decisiones: 22,2 % de mujeres en los Consejos de Administración de las empresas del Ibex-35, frente al 78,8% de hombres..
– Tiempo dedicado a trabajar: echa un vistazo al siguiente gráfico
Como ves, no solo es necesario trabajar para no retroceder, sino que todavía queda mucho por avanzar.
16. Ellas son las que educan a los niños, así que son las culpables si son machistas.
No solo nos educan nuestras madres y profesoras; nos educan también los hombres que hay en nuestra vida, los medios de comunicación, las amistades, la sociedad.
¿Y el machismo es culpa de las mujeres?, ¿en serio?. Solo dar por hecho que las mujeres son las únicas responsables de la educación ya refleja una fuerte cultura machista, que además no refleja la realidad. El machismo impregna todo y todas las personas somos responsables de cambiar ese paradigma. No solo lo que hacemos influye en otras personas, también lo que no hacemos. La forma en que nos comportemos las personas adultas será un ejemplo para los niños y niñas que tengamos alrededor, no hay mayor responsabilidad compartida que la de la educación.
17. En mi casa y en los colegios ya educan en igualdad.
Genial, estupendo, maravilloso… ¡ojalá!. Es fundamental comenzar a educar desde el inicio de la vida en igualdad. Seguro que los niños y niñas que ahora son educados en coeducación serán personas adultas más equitativas y podrán construir un mundo más justo. Pero no olvidemos que en la educación interviene la sociedad entera: los anuncios, internet, las redes sociales, las amistades… Incluso es interesante analizar con más detalle cómo es esa educación en igualdad que comentas que se da en casa y en los colegios. Hay muchos valores machistas que impiden la igualdad, pero los tenemos tan asumidos que nos cuesta incluso reconocerlos y los interiorizamos como parte del orden natural. El feminismo viene a hacernos repensar sobre todos esos valores y a cultivar el espíritu crítico que resulta imprescindible para identificar privilegios y construir relaciones equitativas entre las personas.
18. ¿Y las pruebas físicas para ser policía o bomberas, por qué son diferentes?.
Para entender esto debemos explicar lo que significa la equidad. La equidad trata de proporcionar igualdad de oportunidades a las personas. En este caso, a hombres y mujeres. Físicamente existen diferencias entre el cuerpo de las mujeres y el de los hombres. Según las características medias de uno u otro se establecen los estándares exigibles para cada sexo. Lo más lógico es que en todas las profesiones exista una proporción de hombres y mujeres parecida a la media de la humanidad. Para que esto sea posible es necesario adaptar las exigencias a los diferentes cuerpos que tienen unos y otras.
19. ¿A que de entrar gratis en las discotecas no se quejan?
«Si no pagas por el producto, entonces el producto eres tú».
Y no te creas, algunas sí que se quejan. A cualquiera le viene bien no pagar, pero yo conozco algunas que de hecho se niegan a ir a discotecas en las que pase esto. Lo de entrar gratis equivale a ser considerada como “cebo”, como parte del marketing de la discoteca para atraer al público que, en este caso, solo seríamos los hombres, que somos los que pagamos. O sea: nosotros somos los que consumimos, los clientes y ellas son parte del mobiliario prácticamente. Nosotros somos tratados como sujetos, tenemos derechos, mientras que ellas son tratadas como cosas, como bienes consumibles. En cuanto nos paramos a pensar por qué se hacen estas cosas se da uno cuenta del veneno que encierran. Lo más equitativo y feminista en este caso es no apoyar este tipo de iniciativas, que no hacen más que fortalecer la cultura machista.
20. ¿Y por qué no hay un Día del Hombre?
Mec, error. El Día Internacional del Hombre se celebra cada 19 de noviembre, una fecha escogida para promover la salud masculina, reivindicar la equidad y promover los roles positivos masculinos, como explican sus organizadores. Sin embargo, el desconocimiento o, tal vez el machismo, llevan a muchas personas a quejarse de su falsa inexistencia. Y es que, de forma periódica, cada mes de marzo se disparan las búsquedas en Google sobre el Día Internacional del Hombre, coincidiendo casualmente con el Día de la Mujer.
21. «Yo apoyo el feminismo solo si se entiende como…»
¿Solo si qué? La Real Academia Española define al feminismo como «la ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres». Es decir, los movimientos feministas no pretenden «arrebatar nada» a los varones, sino reivindicar la igualdad.
Como explican desde la Fundación del Español Urgente, el feminismo no se puede equiparar nunca con el machismo por dos razones. En primer lugar, porque el segundo concepto se refiere a la «actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres». Y, en segundo lugar, debido a que el término feminista «se ha tergiversado a lo largo de la historia para confundir a la ciudadanía», según Fundéu BBVA.
22. «Hay que reivindicar la igualdad de las personas»
Enhorabuena, conoces muy bien el artículo 14 de nuestra Carta Magna, igual que se lo saben millones de mujeres en nuestro país. Pero no es oro todo lo que reluce. Según el libro La Constitución Española y las fuentes del Derecho Constitucional, escrito por los profesores de la UNED Juan Manuel Goig y Cayetano Rivero, «la igualdad obliga a tratar de modo igual lo que es igual, pero permite tratar de forma diferente lo que es diferente. El principio de igualdad ha de entenderse en función de las circunstancias en cada supuesto concreto».
La igualdad obliga a tratar de modo igual lo que es igual, pero permite tratar de forma diferente lo que es desigual.
Y como añade la catedrática Yolanda Gómez en su libro Constitucionalismo multinivel, «la realidad social (que no puede, a este respecto, ignorarse si no se quiere dejar vacíos de contenido los preceptos constitucionales contrarios a la discriminación de la mujer) es hoy claramente muy distante de una situación de igualdad».
De ahí que tanto el Tribunal Constitucional como el Tribunal de Justicia de la Unión Europea amparen las medidas de discriminación positiva hacia la mujer para promover precisamente la igualdad real entre mujeres y hombres.